Mi experiencia en la JMJ: "Tendré esos recuerdos para siempre"
Por: Ashley Pérez
En los días previos a mi partida, estaba ansiosa y emocionada al mismo tiempo. No podía creer que estaba a punto de viajar a Lisboa para ver al Papa con miles de personas de todo el mundo con motivo de la JMJ.
Cuando aterricé, no veía la hora de bajarme del avión. Estaba tan preparada para salir y ver Lisboa. Cuando llegué al hotel, me quedé alucinada con las vistas que tenía y me quedé allí de pie, absorbiéndolo todo.
El primer día de la JMJ fue realmente abrumador. Había tanta gente llenando las calles de Lisboa y todo el mundo estaba tan emocionado como yo. Durante los días de la JMJ, asistí a algunos de los mini eventos musicales que se celebraron en Lisboa y sus alrededores.
Lo mejor de la JMJ fueron los actos principales con el Papa. Las calles de Lisboa estaban abarrotadas de gente ondeando la bandera de su país y coreando. Fue una experiencia increíble ver a miles de personas tan felices de estar allí. Durante los días 1 y 2, pasé la mayor parte del tiempo yendo a los mini-eventos que se celebraban en los alrededores de Lisboa y me senté un rato junto al agua.
El tercer día de la JMJ, me aventuré un poco más lejos del hotel y cogí un barco a Belem, donde pude ver otro mini-evento lleno de gente bailando y riendo junta. Ese mismo día tuvo lugar la esperada visita del Papa. Me costó bastante llegar hasta el Parque Eduardo VII, donde se celebraba el acontecimiento, pero lo disfruté al máximo, ya que pude ver mucho más de Lisboa. El quinto día, pasé la mayor parte del día viajando al Campo da Graça para asistir a la Vigilia con el Papa. Tardé más de una hora en llegar y tuve que caminar por una carretera cerrada para llegar a mi sección.
Cuando por fin llegué al lugar, me sorprendió lo enorme que era y pude ver a miles de personas en grupos instalándose y sentándose. La multitud era enorme. Sinceramente, no sabía dónde me estaba metiendo cuando me quedé allí toda la noche. A pesar del frío y de algún que otro bicho asustadizo, disfruté de la experiencia de quedarme fuera durante todo el día para ver al Papa a la mañana siguiente. Por fin llegó el momento que tanto esperaba. El día 6 fue la Santa Misa en la que el Papa pasó en coche por cada sección de la multitud y todo el mundo se agolpaba alrededor de la valla para verle pasar. La misa fue preciosa y disfruté cada minuto.
Después de tanta emoción, el último día se me pasó muy rápido. Como dice el refrán, todo llega a su fin. Me parecía una locura que hubiera pasado una semana entera desde el primer día que pisé Lisboa. Fue un final agridulce, ya que estaba triste por irme pero también muy contenta por volver a casa. Me moría de ganas de volver a casa con todos los recuerdos, aperitivos e incluso pasteles que compré para mi familia y amigos. Una vez que llegué al aeropuerto, el proceso de pasar fue mucho más suave que la primera vez.
Después de 6 largas horas, por fin llegué a casa. A lo largo de mi viaje, tomé muchas fotos y vídeos de las hermosas vistas que presencié mientras paseaba por Lisboa. Tendré estos recuerdos para siempre. Esta experiencia fue una oportunidad única en la vida y para mí fue un verdadero honor participar en ella. Estoy agradecida y bendecida por esta experiencia y es algo que siempre apreciaré y recordaré.
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